El alimento de un Fénix
La constancia, un velo tan delicado que se altera con cualquier movimiento de aire. Puede alterarse por la brisa, por el simple vaivén de una sinuosa respiración o, si somos demasiado puristas, por el aleteo de una mariposa. La brisa de proyectos personales ajenos al UrbEx, la respiración de las circunstancias de anteriores salidas, el aleteo de una mariposa que no hace sino marcar el paso del tiempo. La constancia se hace frágil inevitablemente, pero se puede combatir con la tenacidad de un fénix que resurge, más que renacer, de su pasado. Y de constancia podríamos decir que versa este post. De la constancia rota que los pretéritos inquilinos de la casa que nos ocupa abandonaron para siempre, para no volver, para dejar que el tiempo se olvidase de pasar por los rincones de la vivienda. Y es ahí donde el fénix NafarUrbex abre las alas y se ilumina con el fuego de la tenacidad de la que hablábamos. Fue Ralo quien avisó al resto de la ubicación. No tardamos en acercarnos a explorar