¡SOMOS NAFARURBEX!
Las palabras tienen algo mágico, algo magnético cuando suenan. Se asientan profundamente y hacen que nos sintamos totalmente diferentes de un instante al siguiente. Abandonado, urbex, decadencia... y de repente las ansias aparecen como un hormigueo incesante entre los dedos, se tensionan los músculos de las manos, las pupilas enferman de avaricia. Puede parecer que esas sensaciones hacen que el tiempo se detenga pero eres tú quien quiere detenerlo, atraparlo y dejarlo encerrado para siempre. Por eso se atraviesa el umbral de una vieja puerta, se salta una valla, se busca el hueco de una ventana o te quedas a unos metros de las estructuras a las que te enfrentas con una cámara en la mano. Sea como fuere, te detienes si estás paseando, memorizas el lugar para volver luego, preguntas a los que crees que pueden informarte o mentalizas el resultado del disparo sin abrir la mochila. ¿Todo eso dan de sí unas palabras? Afortunadamente, van más allá incluso. No es necesario ver in situ u